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Decides no tomártelo, quien sabe de qué será el zumo..., de repente empiezas a notarte más ligero, y súbitamente eres tan ligero que te has elevado de tu asiento y has salido despedido hacia arriba, atravesando el fuselaje del avión hacia cielo abierto, sin ni siquiera romperte la cabeza. Lo curioso es que a esas alturas sigues respirando con normalidad. La sensación de libertada es total, puedes ir volando a donde te propongas.

Fin


Volver a comenzar